martes, 24 de octubre de 2023

El camino por recorrer

 


En los ríos del tiempo, la juventud navega,

emoción desbordante en cada nueva entrega.
En sus ojos brillan sueños y esperanzas,
un fuego que arde, una llama que no se apaga.

En la juventud, la vida parece eterna,
cada día es un lienzo en blanco que se gobierna.
Pero en el fondo, entre risas y tristezas,
se esconde una reflexión enredada en sutilezas.

Pues aunque el vigor y la energía resalten,
la juventud en cada esquina se encuentra con desafíos,
las preguntas sin respuesta, los miedos ocultos,
la incertidumbre en el futuro y sus desaciertos.

Es en esos momentos de quietud y silencio,
cuando la juventud abre su pecho al cimiento,
yace una reflexión, una interrogante en la mente,
sobre el sentido de la vida y su razón presente.

¿Qué somos aquí? ¿Qué nos depara el destino?
¿Cómo vivir intensamente y sin remordimiento?
La juventud, con su pasión y entusiasmo,
se sumerge en la búsqueda de un propósito auténtico.

Y así, en cada batalla, en cada desvelo,
la juventud aprende a aceptar que no hay vuelo sin el suelo.
Que el fracaso es una oportunidad disfrazada,
que el dolor y las lágrimas moldean el alma madurada.

La juventud entiende que el tiempo es fugaz,
que lo efímero de la juventud no la hace especial.
Es la manera en que se vive, se siente y se ama,
lo que determina si es apasionada o simplemente pasa.

Así, con un enfoque emotivo y reflexivo,
la juventud traza su camino decidido.
Aprovecha cada instante para crecer y aprender,
construyendo memorias y legados que habrán de permanecer.

Pues la juventud es un regalo de la vida,
un tesoro efímero que escapa sin medida.
Por eso, vive intensamente y sin medida,
para que cuando llegue la vejez, no haya arrepentida.

Y así, en este poema dedicado a la juventud,
te invito a celebrarla con gratitud,
a abrazarla con pasión y entusiasmo,
y a vivirla con amor y realismo.
 
En memoria de A...

viernes, 13 de octubre de 2023

EL DIA DEL NIÑO

 


El día del niño es una fecha especial que se celebra en muchos países del mundo, con el objetivo de reconocer y promover los derechos de los niños y las niñas, así como de fomentar su bienestar y su desarrollo integral. Sin embargo, más allá de ser una ocasión para recibir regalos, jugar y divertirse, el día del niño también es una oportunidad para recordar y reflexionar sobre nuestra propia infancia, esa etapa tan importante y maravillosa de la vida que nos marca para siempre.

La infancia es el tiempo de la inocencia, la curiosidad, la imaginación y la alegría. Es el tiempo en que descubrimos el mundo, aprendemos cosas nuevas, hacemos amigos, soñamos con el futuro y vivimos cada momento con intensidad. La infancia es el tiempo en que somos felices con poco, en que nos sorprendemos con lo simple, en que nos emocionamos con lo bello. La infancia es el tiempo en que todo es posible.

Pero la infancia también es el tiempo de las dificultades, los desafíos, los miedos y las tristezas. Es el tiempo en que nos enfrentamos a la realidad, a veces dura y cruel, que nos hace sufrir y llorar. Es el tiempo en que nos damos cuenta de que no todo es como queremos, de que hay cosas que no podemos cambiar, de que hay personas que nos hacen daño. La infancia es el tiempo en que aprendemos a ser fuertes.

La infancia es una parte fundamental de nuestra identidad, de nuestra personalidad, de nuestra historia. Es lo que nos hace ser quienes somos hoy, lo que nos influye en nuestras decisiones, en nuestros gustos, en nuestros valores. La infancia es lo que nos une con nuestro pasado, con nuestra familia, con nuestra cultura. La infancia es lo que nos diferencia de los demás.

Por eso, el día del niño es un día para celebrar, pero también para recordar. Para recordar esos momentos felices que vivimos cuando éramos niños, esos juegos, esas risas, esas aventuras. Para recordar a esas personas que nos acompañaron y nos quisieron en nuestra infancia, esos padres, esos hermanos, esos maestros, esos amigos. Para recordar a esos niños y niñas que aún viven en nuestro interior, esos sueños, esos deseos, esos ideales.

El día del niño es un día para sentir nostalgia, pero también para sentir gratitud. Para agradecer por todo lo bueno que tuvimos y tenemos en nuestra vida, por todo lo que aprendimos y crecimos como personas. Para agradecer por la oportunidad de haber sido niños y niñas alguna vez, de haber disfrutado de esa etapa tan especial y única. Para agradecer por la posibilidad de seguir siendo niños y niñas en nuestro corazón, de seguir conservando esa inocencia, esa curiosidad, esa imaginación y esa alegría.

El día del niño es un día para honrar nuestra infancia, pero también para comprometernos con la infancia de los demás. Para reconocer y respetar los derechos de todos los niños y niñas del mundo, sin importar su origen, su condición o su situación. Para proteger y cuidar a todos los niños y niñas del mundo, sin importar sus necesidades, sus problemas o sus riesgos. Para apoyar y estimular a todos los niños y niñas del mundo, sin importar sus capacidades, sus talentos o sus sueños.

El día del niño es un día para celebrar la vida, pero también para reflexionar sobre el futuro. Para pensar en cómo podemos mejorar el mundo para las generaciones venideras, para dejarles un legado positivo y esperanzador. Para pensar en cómo podemos contribuir al bienestar y al desarrollo integral de los niños y niñas de hoy, para ayudarles a alcanzar su máximo potencial y a ser felices. Para pensar en cómo podemos mantener vivo el espíritu infantil en nosotros mismos y en los demás, para vivir cada día con ilusión y con pasión.

El día del niño es un día para recordar quiénes fuimos ayer, para agradecer quiénes somos hoy, para comprometernos con quiénes serán mañana, y para celebrar quiénes somos siempre: niños y niñas del mundo.



Deadpool & Wolverine: La Nueva Joya del Universo Cinematográfico de Marvel

  Sinopsis En esta esperada entrega, Wade Wilson, conocido como Deadpool, intenta adaptarse a una vida civil después de dejar atrás sus dí...